lunes, 14 de junio de 2010

EDUCACIÓN EMOCIONAL

Casi siempre, lo que hay en el fondo de un niño inquieto y disperso es una emoción que no se puede expresar y un interés “desmedido” por todo cuanto sucede a su alrededor. El movimiento expresa todo lo que bulle en el interior de este niño y su dispersión se debe a que no sabe seleccionar los estímulos a los que quiere o debe prestar atención, dejando a un lado el resto.

Necesita aprender a discriminar y seleccionar, a controlar sus impulsos, a expresar y traducir las emociones a un lenguaje verbal o simbólico.
En nuestros talleres:
Ponemos nombre y cauce adecuado a las emociones, jugamos a controlar el movimiento, a perseguir un único estimulo, a descargar la tensión, a relajarnos…, con paciencia y tenacidad.


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