viernes, 9 de mayo de 2014

¿Qué vas a ser de mayor? Cuándo empezar a decidir




El objetivo de la educación no es dar al alumnado unos conocimientos cada vez más numerosos, sino crear en él un estado interior y profundo, una especie de polaridad del alma, que le oriente en un sentido definido no solo durante la infancia, sino para la vida entera.
DURKHEIM


Un año comenzamos la ESO y, sin saber muy bien cómo, otro día (han trascurrido cuatro años como un suspiro) nos encontramos eligiendo nuestro itinerario de estudios y con él, en gran parte, nuestro futuro profesional y personal.

¿Cuándo es el momento de empezar y qué hemos de hacer para que esta decisión no nos tome por sorpresa?

Los adultos trabajamos diez o más horas al día así que vale la pena elegir una preparación que nos permita acceder a una profesión que nos guste y para la que seamos competentes (y si además está bien pagada, mejor). De estar a gusto en el trabajo depende en gran parte la felicidad.




Para poder tomar esta decisión con acierto hay que tener en cuenta varios factores.

El primero y fundamental es saber cómo soy, mis cualidades, valores, capacidades y destrezas, lo que se me da bien y mal, mi estilo de comunicación, de aprendizaje (si aprendo mejor haciendo/observando/razonando), de respuesta las situaciones (emocional/frio, activo/pasivo, impulsivo/reflexivo…), si me gusta estar encerrado en una oficina o al aire libre, trabajar solo o en equipo, mirar o participar, tomar responsabilidades o seguir instrucciones…

Lo segundo es saber qué cosas me interesan, me gustan, me divierten… A los trece años todos tenemos ya aficiones a las que dedicamos parte de nuestro tiempo libre; puede ser la lectura o la pintura, los videojuegos o las mascotas, los sellos o el antiguo Egipto… También vemos aspectos diferentes en las novelas o películas que compartimos con los amigos, unos se fijan más en la acción, otros en las relaciones, otros en los motivos profundos de las decisiones y otros en la estructura social. O si vemos las noticias a unos les interesa más el futbol y a otros la economía o los temas políticos. Es verdad que nuestros intereses se van ampliando a lo largo de la vida pero también es verdad que casi siempre lo hacen a partir de esos intereses nucleares de nuestra preadolescencia. Si alguna vez te has imaginado de mayor como médico pero no te quedas mirando cuando curan una herida a tu lado, a lo mejor no estás eligiendo lo que te hará más feliz.

Lo tercero es conocer las posibilidades de estudios y profesiones. Cuantas más mejor. A veces nadie de nuestro entorno desempeña la profesión que nos encaja y por eso no se nos ocurre. Ampliad horizontes, preguntad a la gente a qué se dedica, qué hace en su trabajo, qué satisfacciones les da… Y mirad las ofertas de empleo, las carreras que ofertan las universidades, los programas de formación profesional… Yo tuve que esperar a que inventaran mi carrera: “era” educadora social mucho antes de que ese título existiera en la Universidad. Las estadísticas dicen que, en general, la mayoría de las personas eligen sus estudios dentro del área de trabajo de sus padres o familiares cercanos, ¿no creéis que puede ser por desconocimiento de otras opciones?

Ahora, seguramente, ya sabrás lo que quieres y habrá varias alternativas entre las que elegir. Este es el momento de preguntarse: ¿qué puedo?

Lo que puedo depende tanto de las condiciones y requisitos externos (dónde se estudia, cuánto cuesta, exámenes de acceso, notas de corte…) como de nuestra voluntad y constancia (cuánto esfuerzo estoy dispuesto a hacer para superar los obstáculos).

Para saber cuál es tu mejor camino puedes dibujarte un mapa y poner en la línea de arriba los objetivos, las posibles profesiones que te gustarían. Debajo los estudios que dan acceso a esa profesión, especialmente si son "reguladas"(que solo se pueden ejercer con un titulo específico) como la medicina, la arquitectura o el magisterio. Más abajo los requisitos para superarlos (si son estudios de codos o prácticos, asignaturas que se te dan bien o mal…), más abajo los requisitos de acceso, debajo los itinerarios desde los que se accede (verás que siempre hay más de un camino). Debajo ponemos lo más importante, lo qué tendrías que hacer tu (horas de trabajo, disposición mental, voluntad) y lo que necesitarías como apoyo (clases particulares, material…) para alcanzar el objetivo.

Puedes dibujarlo artísticamente representando lo que te resulta difícil como montañas o vallas, los caminos cerrados (p.ej. si no apruebas las PAU no puedes cursar estudios universitarios) como barreras, lo que te resulta fácil como praderas o lagos…

Valora lo que te exige cada camino y lo que te ofrece y decide en consecuencia.

Hasta aquí el proceso de decisión; y ahora volvemos a la pregunta ¿cuándo empezar a decidir?

Si os habéis dado cuenta, decidir es un proceso. Comienza en nuestra infancia, cuando vamos eligiendo y descartando aficiones e intereses, y no termina nunca a lo largo de nuestra vida.

Ahora mismo, ya, estés en primero o en cuarto de la ESO, a punto de enfrentarte a las PAU o al mercado laboral, es el momento de decidir, de conocerte y reflexionar sobre tus elecciones, de cultivar con tenacidad tus aficiones, de alimentar tu curiosidad, de interesarte por las profesiones de las personas con las que coincidas… Así estarás preparado para diseñar tu mapa y alcanzar tus metas.

¡Que elijas con acierto!


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